deseos, palabrita sustancial en el budismo, al igual que el apego.
el asunto aquì es muy simple, mientras màs nos apeguemos a nuestros deseos, mayor grado de sufrimiento puede haber.
es cierto, pienso yo, que a lo que uno desea o quiere, hay que ponerle pasiòn, entusiasmo, ganas, vida. sin embargo hay que aprender a soltar cuando aùn no conseguimos lo que queremos. dejar como se dice "que las cosas caigan por su propio peso", "deja de empujar el mundo, èste se mueve sòlo", señalò algùn maestro muy oportuno.
no quiero decir que hay que darnos por vencidos, ni resignarnos, pero y aquì entra en juego la actitud zen, que cuando no logremos aùn lo que queremos o cuando sencillamente fracasemos en el intento, saber tomarlo como se dice en el argot "deportivamente", y es que es parte del juego.
unas veces se gana otras se pierde.
con el zen nos ayudamos a que nuestro estado mental no entre en un vaiven de emociones que nos causen pesar como la ansiedad, la angustia, la còlera, la frustraciòn, el fracaso, la pena.
estas emociones no es que sean ni buenas, ni malas en sì, el problemita es que son desagradables, no nos dan la paz que necesitamos.
no se trata de no tener estas emociones para ser mejores personas ò ser mejores practicantes de zen.
como decìa un maestro zen: "la còlera puede ser un excelente motivo de observaciòn", es decir de meditaciòn. observar es meditar en el zen, es una de las pràcticas que se hace.
y es un excelente motivo para observarnos. cuando ponemos en practica nuestra actitud zen, la còlera ya no va llevarnos por caminos insospechados como herir verbalmente a alguien ò peor aùn, agredirlo fìsicamente. cuando nos sintonizamos con el zen nos podemos observar à nosotros mismos con esta còlera e inmeditamente esta empieza a bajar su intensidad, luego nos debatimos entre sintonizarnos con el zen ò ceder a nuestras pasiones y dejar que estas nos conduzcan.
cuando logramos tener un poquito de pràctica podemos ser capaces de observarnos en los momentos màs insospechados y es ahì en donde nuestro enfoque ya no se ciñe al momento del furor en que estabamos viviendo si no que nuestro enfoque se amplia, perdièndose esa còlera en el mar del vacìo. y esto obviamente ayuda bastante a vivir.
quien no quisiera no sentir còlera, pena o miedo? y tal vez sòlo alegrìas?.
pero màs que no sentir estas emociones displacenteras, de lo que se trata en el zen es de ser capaces en ese momento en donde "las papas queman", de observarnos, de ver como se van endureciendo nuestros hombros, de ver nuestro temblor de labios, de ver como nuestros gestos narìz, boca, ojos, pupilas, cejas, frente, van tomando cursos sin nuestro consentimiento.
tambièn podemos "observar", còmo se acelera nuestro ritmo cardiaco, còmo se incrementa la sangre en nuestro cuerpo, y si observamos bien, mil detalles màs que finalmente no haràn si no sorprendernos a nosotros mismos.
este autoconocimiento nos conduce definitivamente al milagro de nuestra propia creaciòn y es ahì donde la còlera pasa a un segundo grado, puede volver, pero ya tenemos la experiencia de la observaciòn zen. observaciòn que nadie nos la ha contado y de la cual seremos testigos vivenciales de nuestra propia creaciòn y de sus manifetaciones.
los deseos, no son ningùn problema, el problema surge cuando nos hemos aferrado tanto a este deseo y no lo pudimos conseguir. con el zen nos ayudamos a que lo inevitable no sea un problema, ò por lo menos que èste no sea un infierno intolerable.
si se baja una llanta del auto y estamos apurados servirà de algo maldecir mil veces?, mejor bajarse, y observarnos mientras cambiamos la llanta. serà no sòlo màs conveniente para efectos inmediatos, llegar a tiempo a nuestra reuniòn, si no que nuestro espìritu seguirà en esa paz que siempre quiere estar. y ojo que aùn en la tormenta, nuestro espìritu puede permanecer en paz, si practicamos.
con la actitud zen definitivamente nos ayudamos a vivir.
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Cómo se practica? Dónde se aprende??? Una vida complicada, se puede modificar a partir del zen???
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